Llevo nueve años de peregrinaje y tengo que reconocer que, no está siendo tarea fácil. Cada vez que un obstáculo es superado y parece que el camino está despejado, aparece algún nubarrón en el horizonte. Dios lo permite y, seguro que es por algo. Humanamente, es duro y tentado estoy a diario- por Satanás- de tirarlo todo por la borda – no lo permita Dios –